Vuelvo a escribir.
Y poco he cambiado.
Me sigo sintiendo como aquella Pandora que buscaba su caja persiguiendo la esperanza.
Aquí estoy, atravesando de nuevo mis propias paredes en un intento-quizá fracasado- de explorar lo que permanece aún aquí dentro y hoy no deja de retorcerse clamando salir- ¿por qué precisamente hoy?-.
Vuelvo a juntar mis letras en un feliz reencuentro conmigo misma.
Quizás, en una resurgida necesidad de ser a través de mis palabras.
Sin pretensiones.
Sin presiones.
Reinauguro mi habitación propia.
Y la comparto contigo.
Libero esa maraña de pensamientos que me revoloteaba mientras cumplía con mi #siemprepostergadacitaconlaplancha.
Regreso.
Como el almendro de mi balcón que acaba de alumbrar su primera flor.
A destiempo.
O en su tiempo.
Seguramente, efímera.