jueves, 30 de agosto de 2012

Latidos

No soy del Sur ni del Norte.
No vengo de mundos olvidados ni camino hacia paraísos prometidos.
No confío en ningún Dios, al menos no en los modelados por el ser humano: de apariencia masculina y de acciones más que sutiles.
No tengo banderas a las que serles fiel ni himnos marcados por fronteras imposibles.

Soy de mares y de tierras.
Vengo un poco de aquí y un poco de allí y camino hacia amaneceres libres de nubes quejicosas.
Confío en las miradas limpias, con nombre de mujer o de hombre, que susurran sus verdades sin prisas.
 Tengo mi propia bandera, una para cada día, según mi estado del alma, y alzo la voz al sentir el himno del latido de la vida.