lunes, 11 de febrero de 2013

Un vecino de paso

David se define como un hombre inquieto; incapaz de pasar dos noches en un mismo lugar. Natural de Ciudad Real, la ruptura con su pareja y con su trabajo de albañil pusieron el broche final a una etapa de su vida, abriendo las puertas, de par en par, a su concepto de libertad. Con 39 años, cambió una vida acomodada por un día a día cargado con una mochila a su espalda. Desde entonces, recorre pueblos y ciudades de España, saltando la frontera de cuando en cuando para vivir, siempre fugazmente, en Portugal o Francia. Le acompaña un cartel que dice: "Estoy en la calle y voy de paso, sólo pido una pequeña ayuda".

Petrer: una parada más en su mapa vital

Recién llegado del sur de España, el mochilero ha realizado una pequeña parada en Petrer, la segunda que hace en su mapa vital. Esta vez, ha decidido instalarse en la puerta de la Oficina de Urbanismo, en un casi acogedor espacio caldeado por el sol,  junto con su inseparable mochila y un estuche destinado a recoger monedas. Pasó aquí la tarde de ayer, recogió algo de dinero y por la noche durmió en el albergue de Cáritas, donde se ha podido duchar esta mañana después de dos semanas sin ver ni  una gota de agua deslizarse por su cuerpo. Tras el reconfortante baño, ha vuelto de nuevo a este lugar, aunque por poco tiempo; en apenas unas horas dejará de ser vecino de Petrer. "Por norma propia estoy en un sitio cada día, por la tarde recogeré mis cosas y me iré a otro lugar", me comenta David.

Durante la entrevista, un agente de policía local se acerca y le pide la documentación. "Ayer por la tarde ya pasaron otros", le comenta al tiempo que la autoridad le informa de que puede quedarse mientras no moleste a los ciudadanos. El agente le explica también que puede pasar por Cáritas si necesita ayuda y que le pueden proporcionar un billete de autobús para viajar donde quiera. "En cualquier sitio donde voy, siempre tengo a la policía detrás", me cuenta David una vez que el agente se ha alejado.

El mochilero todavía no tiene claro qué rumbo tomará en unas horas. De lo que está seguro es de que quiere pasar el verano en el norte, por el País Vasco, por lo que irá viajando de pueblo en pueblo hasta llegar a ese destino. "En verano se vive muy bien por allá arriba, muy fresco. Soy el que mejor vive de España en esa época- me dice David entre risas-. Lo peor es el invierno, dormir en la calle es muy duro, se pasa mucho frío.

Mochilero y temporero

A pesar de declararse todo un carrilano (me explica que es así como se denomina a las personas que viven recorriendo pueblos de España viviendo del dinero que recogen)  cuando le sale la oportunidad de trabajar, lo hace sin problemas:"A mí el trabajo no me asusta. Estoy uno o dos meses en la vendimia o recogiendo fresas o lo que me vaya saliendo, y durante ese tiempo me alquilo una casa. Y cuando se acaba la temporada, cojo mi mochila y empiezo a recorrer pueblos de nuevo". Pero como las horas en el campo se están pagando "muy mal", de momento ha decidido dedicarse a jornada completa a la labor de mochilero.  "Yo por tres euros no trabajo- especifica-. Sinceramente, prefiero estar aquí pidiendo, que gano mucho más, y con 10 ó 15 euros al día que recoja me sobra para vivir. No tengo vicios y prefiero vivir así a estar atado a un trabajo durante el resto de mi vida; eso no va con mi personalidad". Con esta forma de vida, David se declara abiertamente "feliz", "mucho más que con la vida que llevaba antes", comenta.  No tcuenta con más compañero de viaje que su leal mochila, y así es como quiere que siga siendo. "Tengo amigos en cada pueblo de España, pero no quiero juntarme con ellos porque acabaría mal". Cuando le pregunto por su familia me confiesa, con pícara sonrisa, que sus padres creen que trabaja en Asturias. "Cada cierto tiempo recojo dinero y voy a visitarlos. Les cuento una historia diferente a la de mi vida. Me quieren mucho y no quiero decirles la verdad". Me pide que no fotografíe su cara ya que "con esto de Internet al final todo se sabe".

Futuro ermitaño

A pesar de que vive al minuto, y ni tan siquiera imagina dónde dormirá mañana, David tiene ya planeada su vejez, algo que pocos pueden decir. Quiere vivir en el monte, en algún pequeño pueblo situado en los Pirineos; una idea que ha cogido de otros carrilanos: "Muchos se jubilan y se van a vivir a las montañas, con una pensión de 400 Euros. Así me veo yo".

Y así lo dejamos, quemando sus últimas horas en Petrer mientras camina, de momento metafóricamente, hacia las rutas que lo llevarán a culminar una vida que hace y deshace día a día y a su antojo.


*Artículo publicado en el diario digital Petreraldia.com el 30 de marzo de 2011.