viernes, 30 de diciembre de 2011

Luces y sombras

Los segundos mueren como lo hicieron ayer, impasibles a la tristeza que inunda sus ojos. Todo a su alrededor es ajeno a su cuerpo y mente, pues aunque su vida esté estancada, el resto del mundo continúa caminando.

Hoy no puede ver la luz del día; tampoco fue capaz ayer. Todo parece indicar que mañana, los rayos del sol no traspasarán las rendijas de su ventana.

Hace tiempo que sus despertares ya no están acompañados de amaneceres. Su alma intranquila no concilia el sueño, envuelta en una ausencia de paz que congela su continente, creando un iceberg en su interior.

Busca sin cesar una salida, pero no encuentra el modo de acordar una tregua que le lleve a contemplar la luz blanca y pura que se encuentra tras esa infranqueable ausencia de color.