viernes, 18 de marzo de 2011

El botón del reseteo

“Tendríamos que resetear la sociedad y volver a esto”. A vivir entre árboles, animales, a respirar aire puro cada segundo de nuestras vidas, a eso es a lo que se refería mi amigo con esta idea. Pero, ¿dónde encontrar el botón de reinicio? Y lo más importante, ¿de verdad estamos dispuestos y preparados para dejar de lado nuestra vida cargada de comodidades (y algunos lujos) con los que muchos hemos nacido y a las que otros tantos han llegado a base de esfuerzo y  trabajo constante? Piénsalo durante unos segundos. Tómate tu tiempo. Visualiza ahora tu vida en medio de la naturaleza. Cuesta imaginarlo ¿verdad? Hazlo más fácil. Cambiemos el lugar en el que estás por un paraíso perdido entre montañas. Por supuesto suprime de esta imagen el ordenador que manejas ahora. Si estás escuchando música, olvídalo. Nada de sonidos ajenos a la madre naturaleza. Apaga el móvil, para siempre, porque dónde estás ahora la cobertura no existe. Nada de periódicos, televisión, radio, Internet. Las noticias no van a afectar tu día a día. Ahora, más que nunca, sólo eres tú  y tus circunstancias. Olvídate también de los  electrodomésticos o de cualquier otro artilugio relacionado con la civilización que tenga enchufe, o que no lo tenga. Ahora, piénsalo de nuevo, ¿te gustaría de verdad vivir así? 

Admitámoslo, no estamos preparados para resetear la sociedad. Facebook, Twitter, Messenger, Youtube…son hoy en día más conocidos que cualquier ser vivo perdido entre esas montañas. ¿A quién queremos engañar? Un día de campo a la semana no está mal para coger aire y soltar malos humos, pero vivir en medio de la nada… resulta misión casi imposible. ¿O quizá no?

 Puede que algún día, hartos de verdad de esta inaguantable crisis, de esta estúpida situación económica, cansados del politiqueo rácano y vil y de unos valores sociales perdidos hace mucho, puede entonces, digo,  que cualquier inventor, o cualquier ciudadano de a pie,  dé con ese botón de reseteo de esta extraña sociedad. No estaría del todo mal partir de cero. Aunque corremos el peligro de volver a esta situación en cualquier momento, porque ya se sabe,  el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y tres también.

martes, 8 de marzo de 2011

La igualdad es la bandera




Mujer. Más que una bella palabra. Cargada de significado en sí misma. Evocadora de sueños por cumplir y metas que alcanzar. Por mucho que algunos ingratos se empeñen en continuar ninguneando y manipulando el pensamiento del ser femenino; por mucho que todavía queden vestigios de un pasado marcado por el machismo; por mucho que quieran acallar a algunas de nuestras maravillosas mujeres, aquí estamos otras tantas que alzamos la voz por ellas. 

Gritaremos, si es necesario, para dejar sordos a los que proclaman su superioridad. Continuaremos con la cruzada porque el momento de erradicar las desigualdades ha llegado. El primer paso es que cada mujer crea en sí misma. Seamos conscientes de una vez por todas de que somos tan válidas como los hombres. Luchemos por convencer a otras mujeres de que no somos el sexo débil, ni el fuerte, y sobre todo digámosles que no hemos nacido para satisfacer las necesidades del macho dominante. Ya no existe este ser; mucho menos el dominado. Hace tiempo que superamos esos roles malditos que han condenado a la mujer durante tantas décadas. Una condena que la llevó al ostracismo de su libertad.

Homenajeemos con este día a nuestras antepasadas que vivieron bajo el poder de los hombres; también a aquellas que lucharon por un mañana ondeando la bandera de la igualdad. Luchemos porque en los espacios públicos no tengamos que seguir escuchando barbaridades; tampoco en los privados. No nos resignemos a escucharlas, a esperar un mañana mejor que sin nuestras acciones diarias difícilmente llegará. Eduquemos a nuestros pequeños para que respeten, para que crezcan en una sociedad donde los estereotipos desaparezcan, estén dispersos; donde una mujer pueda conducir un camión sin ser un marimacho y un hombre pueda limpiar una escalera sin ser un calzonazos.

 Pensémoslo detenidamente. Hagamos un examen de conciencia. Más de uno descubrirá hasta qué punto puede entorpecer la lucha hacia la igualdad. Porque lamentablemente aún encontramos mujeres más machistas que muchos hombres. Sin embargo, hay esperanza. Porque también es fácil encontrar a hombres que se unan a nuestra reivindicación.

Luchemos todos juntos, hombres y mujeres, porque el 8 de Marzo sea en el futuro una fecha como cualquier otra en el calendario. Eso significará que todos los días son el día de la mujer y también el del hombre. Porque no hay un ser superior al otro. Porque la igualdad es el principio de un mundo más justo. Concienciémonos. Y hagamos volar el mensaje alzando esa bandera.